El masaje linfático es una terapia de apoyo para aquellos que quieren prevenir ciertas enfermedades y evitar o eliminar antiestéticas alteraciones de los tejidos de diversas partes del cuerpo, dosificando la presión necesaria para poner en marcha la linfa, que es un liquido lechoso compuesto en el noventa por ciento de agua y que tiene origen en los capilares sanguíneos. A través de complejos recorridos, durante los que se recoge de los tejidos, los fluidos sobrantes no absorbidos por la sangre se canaliza en los vasos linfáticos, atraviesan los ganglios, ejercen una especie de purificación y vuelve al sistema sanguíneo a través del conducto linfático derecho y el conducto torácico.
El masaje linfático favorece la correcta circulación de la linfa por todo el cuerpo para estimular los procesos de renovación y conservación de los tejidos corporales. Con un masaje completo se pueden prevenir muchos de los trastornos que sufre nuestro cuerpo y mantiene un estado de bienestar general: embarazadas, después de una enfermedad o de una intervención quirúrgica con un periodo de convalecencia, e incluso aquellas personas que se hacen conscientes de que el tiempo pasa y desean potenciar, revitalizar y mantener sus capacidades de defensa de cualquier sistema, aparato o tejido de nuestro organismo.
Aunque se cree que el DLM es una práctica nueva o moderna, en la escuela médica de Hipócrates en Grecia, 4 siglos a.C. ya tenían conocimiento sobre la linfa. En el año 1000 d.C. los árabes consiguieron describir la circulación linfática, pero no sería hasta el siglo XVII en Europa, en la que se pudo encontrar los primeros estudios científicos ampliados sobre este tema. A principios del siglo XX se desarrollan de forma científica estudios sobre el sistema linfático y su relación con el sanguíneo en nuestro organismo.
El cuerpo humano es un sistema complejo y está recorrido por una compleja red e canales que transportan a todas partes los valiosos líquidos que necesitamos para alimentarnos de nutrientes, para defendernos de los ataques por patógenos o agentes externos y para regenerarnos. Como no es algo que se pueda percibir a simple vista permite que la linfa fluya por los tejidos con tranquilidad, por eso es tan importante: porque es necesario para depurar el organismo y eliminar las toxinas o sustancias que no necesitamos, además que lo protege de sustancias extrañas respondiendo con el sistema inmunitario.
Es un masaje suave y ligero que activa la circulación y moviliza los líquidos, por eso es tan importante para las personas que padecen retención de líquidos, problemas de circulación, piernas cansadas, procesos de cicatrización, acné, edemas o para tratar la celulitis ya que ayuda a reabsorber los líquidos, tiene una acción sedante sobre el dolor, reduce la inflamación, provoca relajación por lo que es recomendado para personas con estrés y mejora las defensas.