lunes, 6 de mayo de 2019

Método la báscula (III)

 


COMO HACER BIEN NUESTRA LISTA DE LA COMPRA

Para mantener un dieta rica y equilibrada es importante hacer una buena compra y no hablamos de comprar en grandes cantidades. Para alcanzar buenos hábitos alimentarios debemos empezar por la lista de la compra, algo que puede convertirse en toda una odisea porque al llegar al supermercado no sabemos que comprar. Por eso te dejo aquí algunos consejos: lo primero que deberías hacer es planificar tu dieta, pensar en los alimentos que vas a necesitar para las distintas comidas. Elabora tu lista de la compra siguiendo ese planing que ya has elaborado, porque todo lo que compres de más supondrá un gasto innecesario y alimentos que no vas a utilizar para elaborar tus platos. No vayas a comprar si tienes hambre porque tendemos a comprar más de lo que necesitamos. Lee las etiquetas y escoge alimentos que tengan menos grasas o azúcares añadidos. Compra lo básico como alimentos perecederos por si algún día no tenemos mucho tiempo para preparar nuestros platos: arroz, pasta, legumbres, pescado y verdura congelada. No te olvides de los alimentos frescos que te ayudarán a incluir en tu dieta vitaminas, minerales, fibra entre otros nutrientes esenciales para nuestro cuerpo y no te dejes llevar por las ofertas que hay en el supermercado. Muchas de las ofertas si se pueden aprovechar, pero existen otras que no contribuyen a ahorra dinero ni a llevar una dieta saludable. 


ENTRENA A TÚ MENTE

Si quieres que tu mente no te juegue una mala pasada y te ayude a perder peso existen unas pautas o recomendaciones que puedes seguir para cambiar tus hábitos alimentarios y vivir mejor. 

- Haz 5 comidas al día: tres comidas principales (desayuno, almuerzo y cena) y dos tentempiés (media mañana y merienda). Si te saltas una de estas comidas corres el riesgo de que te entre hambre y cuando sea la hora de comer te pegues un atracón. También comer cuando se tiene apetito, pero no se está hambriento facilita el control de lo que comemos.

- Respeta las horas de sueño: la reducción de las horas de sueño altera el funcionamiento de dos hormonas. La leptina que se encarga de avisar al cerebro del grado de saciedad y la grelina que estimula la sensación del apetito. Así cuando dormimos poco tenemos más sensación de hambre y mas dificultad para sentir saciedad. 

- No prohibir alimentos: para que los cambios de alimentación se consoliden como un hábito más de la vida diaria, es imprescindible que respetemos nuestros gustos. Prohibir alimentos genera que tengamos más ganas de comerlos de una forma desproporcionada. Lo que debemos hacer es moderar la cantidad o consumirlos de forma ocasional, pero NO eliminarlos de la dieta. 

- Realizar ejercicio físico: de forma moderada e intenso de forma diaria, ya que es el complemento fundamental para no subir de peso y  mantenerlo estable. Además tiene efectos sobe la salud tranquilizantes, facilita la adaptación al estrés, ayuda a descargar tensión, es bueno para la circulación y provoca sensación de bienestar. 

- Incorporar ciertas actividades en tu vida diaria: algo de gran utilidad para aquellas personas que a penas tienen tiempo de hacer deporte o ejercicio en el día. Algunos cambios saludables en tus hábitos podrían ser no utilizar los ascensores, ir caminando al trabajo si lo tienes cerca o a la compra evitando usar tu vehículo de forma constante y para todo. 

- Evita los picoteos: porque no controlamos lo que comemos, así que es importante suprimir los alimentos innecesarios de tu nevera o despensa. Y saber que si respetamos las cinco comidas es bastante improbable que necesites picotear de forma compulsiva. 

- Prevenir los atracones: estos se suelen producir cuando llevamos a cabo dietas muy restrictivas que no respetan las cantidades proporcionales que necesitamos, ni el número de veces que hemos de comer en el día. Todo esto favorece a que aparezca la sensación de hambre y la voracidad que sólo puede ser calmada cuando nos sentimos realmente llenos después de un atracón. Cuando una persona se sobrepasa los límites que se ha impuesto es cuando afloran esos sentimientos de fracaso y en vez de detener la ingesta de alimentos, se produce un desinhibición total que da lugar al atracón. 

- Rechaza las dietas milagrosas: esas que se basan en privaciones severas de alimentos que suelen provocar la pérdida inicial rápida de peso, pero que cuando finaliza la privación, se suelen recuperar los kilos que se habían perdido con la misma rapidez e incluso cogiendo algún que otro kilo de más. Ese tipo de dietas no enseñan a comer y pueden llegar a ser bastante peligrosas. 

- Evita el sedentarismo: es lo que hace que la mayoría de las personas sean obesas y tengan nocivas consecuencias en su salud, ya que la obesidad hace que se tengan más dificultades para moverse y se necesite mucha más energía para esforzarse. 

- Miedo a dejar de fumar y ganar peso: la ansiedad por la retirada de la nicotina es muy parecido a la sensación de tener hambre. Abandonar esta sustancia produce una ralentización del metabolismo y permite una mayor percepción  sensitiva en gusto y olfato, por lo que deriva a aumentar nuestro apetito. No obstante la ganancia de peso tras dejar de fumar se puede controlar con el aumento de actividad física de forma regular.